miércoles, 25 de septiembre de 2013

Así trabajan los perros de rescate en los aludes

Tiempo real que tarda un perro de rescate en encontrar una víctima sepultada por un alud.
En este simulacro, el perro de aludes de la Guardia Civil encuentra una víctima sepultada en una avalancha, de más de 200 metros de longitud y hasta 60 metros de ancho (superficie total aprox. 10.000m2), en poco más de un minuto


EN AYUDA DE LOS IMPRUDENTES

A pesar de todos los resultados de que es capaz el terranova, todavía falta mucho para que se le reconozca como el remedio de todos los problemas que plantea el salvamento en el mar. Son muchos los escépticos. 
Es verdad que en la actualidad se dispone de medios de socorro (zodiac, helicópteros) más rápidos y eficaces que el perro, pero ¿por qué no dejar que este pero de agua acompañe a los equipos de socorristas?
En algunas situaciones, el terranova que se encuentra en una forma óptima podría presentar grandes servicios: vigilancia de las zonas escarpadas a las que zodiac no puede llegar, así como de las playas donde la mayoría de los accidentes se producen a escasa distancia de la orilla. En efecto, 300 metros es la distancia ideal de intervención del perro; más cerca, el socorrista es operativo; y lejos de la orilla hay que recurrir a medios de salvamento de más envergadura. desde esta perspectiva, el terranova parece particularmente apto para socorrer a los usuarios de patines acuáticos que representan el 70% de las intervenciones.
Otra posible intervención, esta vez en alta mar, es la que se produce cuando un barco naufraga y ni la falúa ni el helicóptero pueden recuperar a todos los pasajeros al mismo tiempo, en cuyo caso el perro se podría convertir en un inesperado salvavidas para los náufragos presas del pánico. Ésta es una juiciosa sugerencia que valdría la pena poner en práctica.

Contento como un terranova en el agua

El terranova es la única raza canina que tiene todas las aptitudes necesarias para convertirse en socorrista. 
En efecto, la potencia y soltura en el medio líquido, el aguante, la resistencia al frío, la tranquilidad pase lo que pase, la tenacidad y el valor son cualidades que se aprecian en este perro que, de ser una encantadora pequeña bola negra o bronce de 500 gr cuando nace se convertirá en un adulto de 50 a 60 kg.
Además, la naturaleza ha sido generosa con él. Su pelaje largo y grueso y su subpelo aceitoso le permiten retener el aire, flotar mejor y poder resistir perfectamente dentro del agua fría. además, tiene unas patas dotadas de una membrana interdigital a la altura de la segunda falange que está más desarrollada que la de los demás perros y le proporciona una mejor propulsión en el agua.
El terranova, buceador temerario y nadador fuera de serie, cobra instantáneamente cuanto encuentra en el agua. Lord Byron, que en su infancia fue salvado por Boatswain, un terranova, decía de este perro que "tiene todas las virtudes del hombre y ninguno de sus vicios".

Un terranova bien entrenado

Un terranova bien entrenado puede sacar del agua fácilmente a un nadador de 80 kilos o también tirar de dos náufragos cogidos a las anillos de sus arnés. Su fuerza también le permite remolcar con ayuda de una cuerda una canoa con cuatro personas a bordo. En una demostración se ha visto cómo un equipo de dos perros conseguía mover un barco de 25 toneladas. Para variar y complicar las situaciones, las maniobras se empiezan a ejecutar desde una embarcación y ya no desde la playa: un nuevo juego para el terranova que raras veces durará en tirarse al mar desde una canoa de salvamento para ir a llevar un remo o una cuerda a otro barco o a una plancha de vela a la deriva.
De todas maneras, se requieren meses de trabajo y de paciencia para iniciar al terranova en el salvamento; salvo excepciones, un perro de esta raza nunca será operativo antes de que tengan dos años. Con la experiencia, el animal llegará a tomar iniciativas. Para moverse en la dirección adecuada, tiene en cuenta de las olas para localizar la posición del hombre o del barco en dificultades. En el caso de que se trate de socorrer a varias personas, el perro acude instintivamente en ayuda de la que está más necesitada. Asimismo escoger el lugar de la orilla más abordable para sacar el náufrago.

UNA EDUCACIÓN LÚDICA

El terranova no es un perro fácil de educar. Independientemente, por no decir testarudo, detesta que se le impartan clases magistrales. De modo que hay que presentar la lección como si fuera un juego. Se le ha de dejar jugar en el agua y felicitarle para conseguir que obedezca a las órdenes elementales: sentado, echado, quieto, marcha a pie. El apego exclusivo que siente por sus dueños hará lo demás. De ahí también la dificultad de confiar en un terranova a un centro de socorro. Para que el equipo de salvamento sea operativo debe estar compuesto por el perro y su propio dueño.
Los ejercicios de natación destinados a desarrollar la resistencia del animal comenzarán muy pronto, desde que tenga cuatro meses; las distancias a cubrir se alargarán muy progresivamente y bajo una estricta vigilancia porque el terranova no conoce sus límites; para complacer a sus dueños es capaz de nadar hasta el agotamiento. En él resulta también muy natural cobrar los diversos objetos (remos, fango o chaleco salvavidas) que se lancen al agua primero desde la orilla y después desde un barco anclado a 30 metros.
Al perro le bastarán unas cuantas sesiones para aprender a tirar del brazo o de las muñecas de un maniquí arrojado al agua desde un canoa. La escena se complica cuando el "muñeco" es sustituido por un voluntario que simula ahogarse haciendo grandes gestos. El animal debe entonces controlar su fuerza espontaneidad para coger delicadamente el brazo de la "víctima".

En la vida cotidiana


En la vida cotidiana, para este amigo de los marineros, encargado de recoger los peces que se escapaban de las redes, todas las ocasiones eran buenas para tirarse al agua. Para los pescadores, era el mejor barómetro: en cuanto este experto meteorólogo adivinaba la proximidad de una tempestad, hacía acopio de peces en previsión del mal tiempo. 
El mismo Napoleón contrajo una deuda de agradecimiento con el terranova. En efecto, cuando decidió huir de la isla de Elba tuvo que subir a bordo de una chalupa para llegar después al Inconstant que le esperaba en alta mar. Pero en el momento de embarcar en pena noche el emperador resbaló y desapareció en el agua. Sin duda se habría ahogado a no ser por el perro de un marino que lo llevó hasta la orilla agarrándolo por el cuello del abrigo.
En París, los terranovas tuvieron menos éxito. En 1820 se apostaron a varios de estos perros a lo largo de los muelles del sena para socorrer a los ahogados. Por desgracia, el prefecto de policía rechazó la nota de gastos que presentó Louis-Victor Dacheux, encargado de su adiestramiento. Dacheux recibió cómo único pago la entrega de los once terranova. Once bocas que alimentar eran demasiado y Decheux intento venderlos pero caso nadie se interesó por ellos. La aventura terminaría tristemente ya que diez perros murieron envenenados y el onceavo, por un ironía del destino, se ahogó al quedar enredado en los cordajes de un barco.
En 1983, un pescador bretón naufrago frente a la isla de Sein. Tres día después, su perro, un terranova, llevaba su cuerpo al playa.
Hace algunos años, durante la Transat Alizés, otro terranova que no estaba preparado para el salvamento en el mar, socorrió a tres tripulantes de un barco a la deriva. Fue un piloto de helicóptero quien dio la alerta al observar la actividad del perro, el cual intentaba mantener agrupados a los tres hombres, yendo de uno a otro para sostenerlos.
En la actualidad, a pesar de la intervención de medios de socorro más eficaces, los incondicionales de la raza están empeñados en perpetuar las cualidades del terranova entrenándolo regularmente para trabajo en el agua.

UN PASADO GLORIOSO






La historia cuentaque, hace mucho tiempo, los marinos (que sin duda no sabían nadar) nunca se embarcaban en un bacaladero sin que hubiera un terranova a bordo. Una de estas mascotas llegó a recibir una medalla de oro en 1919 por haber salvado a veinte personas a punto de ahogarse.