sábado, 14 de septiembre de 2013

Cuidados médicos

La gran frecuencia de la patología inflamatoria del conducto externo del perro provoca que antes o después la mayoría de los propietarios presten cuidados médicos a sus animales.
Aunque tales cuidados apenas son más complicados que los de la higiene, es frecuente que los acepte peor el paciente, el cual sufre y puede manifestar violentamente su rechazo forcejeando y hasta volviéndose agresivo. Antes de comenzar con los cuidados, a veces es necesario inmovilizarlos.
Las señales patológicas pueden ir de la simple rojez hasta la supuración. La luz del conducto auditivo puede haber quedado intacta o haber disminuido debido a la hipertrofia de los tejidos ligada a la inflamación. No hay una receta universal para cuidar el animal. El veterinario que haya examinado el perro, observado el conducto con ayuda de un otoscopio y efectuando eventualmente muestreos para hacer los análisis pertinentes, será el único que podrá decidir la terapia adecuada. Lo más frecuente es que la terapia sea local, en cuyo caso se procederá a la aplicación de gotas o a la aplicación de pomadas, pero también puede ser general, y entonces consiste en la administración por vía bucal o inyecciones de antibióticos o antiinflamatorios.
En algunos casos no basta un simple tratamiento médico, ya sea porque el animal no lo soporta, ya porque no se eficaz. Los cuidados quirúrgicos que se imponen entonces sólo puede realizarlos el veterinario, pues hay que recurrir a la anestesia general. Este tratamiento puede ir desde un simple raspado del conducto auditivo hasta la eliminación de su parte vertical (operación de Zepp) e incluso de la totalidad cuando haya quedado totalmente obstruido por tejido patológico.

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