El "echado" es tan fácil de enseñar como el "sentado". El método es el mismo. Comience por enseñarle la palabra al cachorro en el sitio donde le gusta tumbarse: "echado, este es mi perro". A continuación, en otros lugares asocie la orden "echado" con el gesto de la mano baja hacia el suelo. Si se sienta en lugar de echarse, ayúdele suavemente a descender más bajo. Apoye en su espalda con una mano y con la otra tire sin brusquedad sus patas delanteras. Todo ello muy brevemente, como si fuera un juego con objeto de que no tenga tiempo de forcejear. Caricias, felicitaciones y clima de confianza le incitarán enseguida a aceptar esa cómoda posición que al mismo tiempo responde a una actitud de inferioridad con respecto a su dueño. Sin duda un perro muy sumiso obedecerá más fácilmente, pero se ha de tener en cuenta que no hay por qué recompensarlo cuando se estira sobre la espalda. A la orden dada, el perro debe echarse para complacer a su dueño, pero no porque tenga miedo. En este caso, a la actitud de sumisión se ha de responder con la indiferencia.
La orden "echado pasto" o "tumbado alfombra" sólo se aplicará acompañando con un gesto claro de la mano cuando se quiera que el cachorro ejecute la orden en el lugar (o lugares) donde duerme habitualmente; el simple término "echado" se reserva para las demás circunstancias.
La orden "echado pasto" o "tumbado alfombra" sólo se aplicará acompañando con un gesto claro de la mano cuando se quiera que el cachorro ejecute la orden en el lugar (o lugares) donde duerme habitualmente; el simple término "echado" se reserva para las demás circunstancias.
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