miércoles, 25 de septiembre de 2013

En la vida cotidiana


En la vida cotidiana, para este amigo de los marineros, encargado de recoger los peces que se escapaban de las redes, todas las ocasiones eran buenas para tirarse al agua. Para los pescadores, era el mejor barómetro: en cuanto este experto meteorólogo adivinaba la proximidad de una tempestad, hacía acopio de peces en previsión del mal tiempo. 
El mismo Napoleón contrajo una deuda de agradecimiento con el terranova. En efecto, cuando decidió huir de la isla de Elba tuvo que subir a bordo de una chalupa para llegar después al Inconstant que le esperaba en alta mar. Pero en el momento de embarcar en pena noche el emperador resbaló y desapareció en el agua. Sin duda se habría ahogado a no ser por el perro de un marino que lo llevó hasta la orilla agarrándolo por el cuello del abrigo.
En París, los terranovas tuvieron menos éxito. En 1820 se apostaron a varios de estos perros a lo largo de los muelles del sena para socorrer a los ahogados. Por desgracia, el prefecto de policía rechazó la nota de gastos que presentó Louis-Victor Dacheux, encargado de su adiestramiento. Dacheux recibió cómo único pago la entrega de los once terranova. Once bocas que alimentar eran demasiado y Decheux intento venderlos pero caso nadie se interesó por ellos. La aventura terminaría tristemente ya que diez perros murieron envenenados y el onceavo, por un ironía del destino, se ahogó al quedar enredado en los cordajes de un barco.
En 1983, un pescador bretón naufrago frente a la isla de Sein. Tres día después, su perro, un terranova, llevaba su cuerpo al playa.
Hace algunos años, durante la Transat Alizés, otro terranova que no estaba preparado para el salvamento en el mar, socorrió a tres tripulantes de un barco a la deriva. Fue un piloto de helicóptero quien dio la alerta al observar la actividad del perro, el cual intentaba mantener agrupados a los tres hombres, yendo de uno a otro para sostenerlos.
En la actualidad, a pesar de la intervención de medios de socorro más eficaces, los incondicionales de la raza están empeñados en perpetuar las cualidades del terranova entrenándolo regularmente para trabajo en el agua.

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