viernes, 20 de septiembre de 2013

Los baños y los champúes


Todos los perros se pueden bañas y lavar, pero no con la misma frecuencia (está varia por lo general entre quince días y dos meses). Algunos perros se ensucian enseguida mientras que otros huelen mucho. Como en el caso del hombre, el empleo frecuente del champú estimula la secreción de las glándulas sebáceas lo que pueden aumentar el olor; ello puede ser un síntoma de seborrea que exigiría ir a la consulta con el veterinario.
Por otra parte el champú puede tener efectos nocivos. Puede ser irritante y provoca enrojecimiento prurito, sobre todo cuando el pH es ácido o básico. Como la piel del perro es neutra, sería mejor utilizar champúes suaves. En cuanto a los champúes antiparásitos, a veces son mal tolerados, y sus ventajas son muy limitadas pues no basta para desperasitar el animal. La sensibilidad individual también influye mucho en el grado de aceptación de los champúes.
Los champúes pueden estropear el pelaje, ya que eliminan la grasa que protege y suaviza el pelo. No se debe utilizar champúes secos: pegan los restos, secan el pelo y aumentan la electricidad estática.
Para devolverle al pelaje un aspecto lustroso después del champú puede resultar conveniente friccionar el animal con una emulsión que lleve aceites de baño, salvo cuando se trate de razas de pelo duro.

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